FECHA: 13 de Junio de 2.009
PUNTO DE PARTIDA: Ruente (Valle de Cabuerniga)
SITUACION: Parque Natural Saja-Besaya
DISTANCIA: 36,86 km
TIEMPO: 3h
COTA MAX: 1.011,40m
DESNIVEL ACUMULADO: 1.053m
DIFICULTAD FISICA: Media-baja (IBP=72AB)
DIFICULTAD TECNICA: Baja
TIPO DE RUTA: Pista y carretera
EPOCA RECOMENDADA: Todo el año
En el parque natural Saja-Besaya existen numerosas opciones para pasar una preciosa mañana con la bicicleta de montaña, esta ruta que os presentamos, es una de ellas. Buena parte de ella la recorrimos en la ruta número 36 en el pasado mes de Marzo, en esta ocasión, continuamos hasta la ermita del Moral.
Comenzamos en Ruente, con el fin de calentar un poquito para iniciar la subida conocida por “el Moral”. Un mañana algo fresca para estar en el mes de Junio, pero la niebla se había apoderado de buena parte de la región. Desde Ruente y por el camino de los Foramontanos, fuimos en dirección a Ucieda.
Después de pasar el pueblo de Ucieda, llegamos al área recreativa que hay a ambas orillas del rio Bayones (afluente del Saja). Aprovecho para recomendaros este lugar, ideal para pasarlo con la familia, los niños, los amiguetes, etc…
La pista por la que tenemos que ascender está en buen estado, tiene una pendiente media de un 8% en sus primeros 8 km, aunque no dejaremos de subir en un total de 11km, aproximadamente, pero en sus últimos tres kilómetros la pendiente disminuye considerablemente e incluso, hay algún tramo de descanso. Durante la ascensión nos encontramos con numerosos ciclistas, que como nosotros, se animaron a pasar un bonito día de bici. En la imagen, a pesar de ver la niebla, cada vez más espesa, vemos a un biker de los que nos encontramos, que mas tarde nos acompañaría hasta la ermita.
Al pasar el alto de Leonzon, cruzamos una portilla canadiense y comenzamos la parte más sencilla, por la pendiente y la más gratificante, por las vistas que podemos contemplar, mientras vamos subidos en nuestras “monturas”.
La niebla la hemos dejado atrás y nos hace un día inmejorable, aunque la temperatura empieza a ser un poco alta.
Esta imagen da fe de lo que os describo… como para no decir que Cantabria … es infinita, je,je… La imagen está tomada desde el alto de Tordias, mirando hacia el sur. Podemos divisar al fondo el pico Jano y buena parte del parque natural, cubierto por la niebla, la pista por la que vamos, nos lleva a la ermita y si la continuamos llegaríamos a Obios.
Nos encontramos con números rebaños de ganado vacuno, que pastan por estos verdes prados para darnos la mejor leche y la mejor carne, je,je…
En la ascensión me encontré con algún ciclista con el que pude charlar un rato, entre ellos estaba Manuel, un chaval de 15 años vecino de Valle, que se había levantado a las 8.00 de la mañana, para iniciar el solito, la subida al Moral y descender por Juzmeana para, finalmente, llegar a su casa, por carretera… Eso es afición!!! Digno de mencionar, ya que buena parte de los chavales de su edad, se quedarían en la cama a esas horas.
Estuvimos con él, bastante tiempo, incluso nos acompaño hasta la ermita y compartimos bocadillo. Desde aquí un fuerte abrazo ¡campeón! Como te dije, cuando quieras venir con nosotros, nos avisas, que estaremos dispuestos a compartir contigo alguna ruta por la zona.
Estuvimos comiendo el bocata, charlando y disfrutando del paisaje, en la ermita del Moral…
Una más de las “postales” que Alberto inmortalizo durante la ruta…
Para no perder las malas costumbres, nos sacamos la “foto de rigor”. En la imagen, de izquierda a derecha, Alberto, Chuchi.com, Paco, Esteban, Move (un servidor) y nuestro anfitrión en el día de hoy, Manuel.
A partir de aquí, acompañamos a Manuel hasta el cruce con la pista que baja a la carretera de Barcena Mayor por el arroyo Juzmeana y nos bajamos por el mismo camino que habíamos subido. En el descenso hacia Ruente se pueden hacer distintas alternativas, decidimos bajar por el mismo sitio, pues teníamos prisa. El descenso fue rápido, aunque en algunos momentos, por la niebla, por muchos bikers que nos encontramos subiendo y por muchos senderistas que, también, nos encontramos, bajamos con cierta prudencia en algunos tramos. En fin, otro día para recordar… por la compañía, por el paisaje, por la ruta, por el día … ¡Por todo! Je,je…Pincha aquí RUTA 43 y bajate el track de la ruta.
Elegimos, esta vez, una ruta de dificultad baja, propuesta por Paco y Esteban y apoyada por todo el resto. Recorrimos la sierra del Caballar, situada en el valle de Cayon, atravesado por el rio Pisueña. Tiene dos cumbres el Caballar (658m) y la Peña del sombrero (601m), a las cuales hicimos un rodeo en forma de “ocho”. En la vertiente Este tenemos al rio Pisueña y en la Oeste al rio Pas a su paso por Puente Viesgo. Contiene muchas pistas y senderos, por lo tanto, son numerosas las opciones para ascender y recorrer. 
Quedamos en Vega de Cayón, a pocos kilómetros de la capital Santanderina. Hoy era un día especial, por varios motivos, volvía nuestro Chuchi.far después de haber estado ausente un tiempo preparando el soplao, también estrenábamos, oficialmente, la equipación que nos habíamos hecho, nos juntábamos todos, excepto Gonzalo que sigue en Toledo y Jose Manuel que sigue recuperandose de sus lesiones en el accidente de moto que tuvo el mes pasado… 
Durante la ascensión sobrepasamos una masa de niebla que nos acompaño al inicio de la mañana y que poco a poco iría desapareciendo. Este fenómeno, junto al paisaje y la compañía hacían que la mañana fuese “especial”- mente grata. 
No dejábamos de hablar unos con otros, Antonio decía que aparte de hacer deporte, disfrutar y conocer Cantabria, también hacia amigos y tenía toda la razón, la verdad, es que nos echamos unas risas… sobre todo con José Antonio… un “fiera” del mtb, ja,ja…
Pronto llegamos a nuestra cota más alta, la cota 509m, estamos a los pies del pico Caballar. Desde aquí y mirando al Norte podíamos divisar perfectamente Peña Cabarga y en este caso la masa de nubes que sobrepasamos en la ascensión. 
En esta zona nos agrupamos y charlamos un poco de todo, mientras…
José Antonio disfrutaba del btt, je,je… En la imagen le veis en el corta-fuegos que asciende a la cumbre del Caballar y que ellos subirían… nosotros seguimos por la pista para encontrarnos poco después. 
Mientras Jose Antonio y compañía disfrutaban “castigándose” en el corta-fuegos, un servidor , Alberto y Chuchi.far disfrutábamos charlando del soplao, de cómo entrenarle, del paisaje, etc…
Rapidamente y casi sin darnos cuenta estábamos viendo el valle que forma el rio Pisueña y la pista que sube desde Villazufre (otra de las muchas opciones de ascenso a esta zona). Aquí nos comimos el bocata, ya que por detrás Paco, Esteban Y Chuchi.com sufrieron sendos pinchazos y una averia mecánica que solucionaria rápidamente Jose Antonio.
Una vez solucionados todos los problemas nos hicimos la foto de rigor, con el permiso de nuestros compañeros de ruta. ¡Que “potitos” estamos! Ja,ja… 
Eran ya las 12.00 del mediodía, la niebla se disipaba y el calor empezaba a ser sofocante. A ellos se les hacia tarde, pues tenían que volver a Santander en bici, así que decidimos acompañarles en un descenso por una trialera que Jose Antonio conocía y luego en el breve ascenso y descenso hacia Totero.
Pasamos la trialera en la cual seguí los consejos de José Antonio bajando la altura del sillín, la verdad es que no me sentí cómodo, me sentí “raro” pero, asi todo, disfrute durante el descenso. Luego volvimos a salir a la pista que, al principio de la mañana estaba llena de niebla y que en este caso era el calor sofocante el que nos acompaño.
Nos despedimos del grupo… lo pasamos bien… A ver si otro día nos juntamos para hacer algo más largo. En la imagen estamos terminando la ruta en la pista que se dirige a Totero. Nos encontramos a otro biker con el que compartimos unos metros hasta cruzar el rio Pisueña.
Para concluir este magnifico día, cruzamos el rio por un puente colgante y por carretera, recorrimos los últimos kilometros hasta Vega donde teníamos el coche. Os hemos presentado una ruta muy sencilla, próxima a la capital cantabra y donde podeís hacer distintas “versiones” para complicarla lo que queráis. Nos quedamos con ella, para esos días en los que las nubes, el viento o la lluvia no nos permita subir a cotas altas y así no perder la forma.